Aunque este artículo se titula "El Dr. Mora a través de sus escritos", hablaremos de su vida, en el remoto supuesto de que algún chamacuerense no conozca su biografía.
El Dr. José Ma. Luis Mora, nace en Chamacuero, Gto., no sabemos cuándo con exactitud, porque su fe de bautismo sólo dice que recibió dicho sacramento el 12 de octubre de 1794, pero no agrega, como era costumbre anexar en la descripción, "de dos días de nacido", "nacido el día 8" o "nacido el día anterior". Más aún, como el sacerdote que lo bautizó es hermano de su padre, no es de extrañar que el bautizo se haya pospuesto algunos días o semanas al nacimiento del niño, en lo que el hermano sacerdote podía acudir a Chamacuero, el hecho de que el 12 de octubre de 1794 haya sido domingo apuntala un poco esta idea.
Mora estudia en su pueblo natal las primeras letras, después parte a la ciudad de México, al prestigioso colegio de San Ildefonso donde para 1812 es bachiller y para 1820, a los veintiséis años, es doctor en teología además de ser, desde años antes, profesor en esta misma institución.
Con la llegada de la independencia y su consolidación Mora inicia su labor como periodista en el "Semanario Político y Literario" y "El observador de la república"; se le descubre como un liberal profundo, comprometido en combatir, o al menos denunciar, los vicios del pasado que impedirían la creación de una mejor nación.
Fue parte de las diputaciones provinciales del estado de México en 1822. En 1824 fu electo diputado del congreso del Estado de México. En este periodo fue fundamental su participación en la redacción de la constitución de dicho estado. En 1832 fue diputado por Guanajuato en el congreso nacional. Durante su gobierno, Valentín Gómez Farías, asesorado por Mora, promueve las primeras reformas liberales del país. Entre ellas una muy importante: la reforma educativa, que sienta las bases de la educación laica en México. Cuando, en esa época convulsa, fue depuesto Gómez Farías, Mora prefirió exiliarse voluntariamente en Europa, concretamente en Paris.
En 1847 fue nombrado ministro plenipotenciario de México ante la Gran Bretaña, así que se trasladó a Londres, donde luego de tres años y con su salud muy mermada regresó a Paris, prácticamente a morir el 14 de julio de 1850.
Entrando en materia de sus publicaciones, ya hemos dicho que Mora fue periodista en el "Semanario Político y Literario" y "El observador de la República", también escribió en 1833 en "El indicador de la Federación mexicana". En 1831 publicó el "Catecismo Político de la Federación Mexicana". Su obra más conocida es "México y sus Revoluciones" publicada en Paris por la librería de Rosa en 1836. En 1838 se publica "Obras sueltas", donde compila muchos de sus artículos que aparecieron en diferentes diarios, años atrás.
¿Qué es México y sus Revoluciones". En principio es un libro sobre historia de México o, como lo dice el propio autor, un libro sobre el pasado y el presente de México. La concepción original del proyecto, en ocho tomos más un atlas, nos da idea del grado de detalle que el trabajo tiene. Y si bien el tema, ya en 1836, daba para ese volumen de información, es mucho para un solo autor. Quizá por eso (pero no se sabe por qué) sólo se publicaron tres de los ocho volúmenes y no en orden consecutivo. Estos fueron el volumen uno, tres y cuatro.
Una de las motivaciones que Mora tuvo para escribir esta obra fue dar a conocer a México en el extranjero con veracidad y certeza; considera el material existente como escrito con miles de prejuicios, mala fe, parcialidad e ignorancia. Sólo encomia el "Ensayo Político sobre la Nueva España" del Barón de Humboldt.
Muy al principio de su obra, al presentarla, nos dice: "Pretender o exigir imparcialidad de un escritor contemporáneo es la mayor extravagancia… …La historia contemporánea no es ni puede ser otra cosa que la relación de las impresiones que sobre el escritor han hecho las cosas y las personas y cuando esta relación es fiel, logrará la reputación de sincero, nunca de imparcial"
Como un hombre culto y ante la falta de normativas, Mora sienta su criterio ortográfico el cuál, además de todo, parece el más correcto.
El primer capítulo del primer tomo se inicia con la descripción geográfica del México de 1836, muy minuciosa y en la cual, tristemente, menciona Texas como una fracción de Coahuila, habla del Puerto de San Francisco y los ríos Nueces, Nazca y Colorado. Nos habla del clima: el altiplano (o sea aquí) es sano en comparación con las costas insalubres. El vómito negro (fiebre amarilla) es el gran flagelo de las Costas, especialmente en el Golfo. Se ha notado que con la llegada del norte (es decir ese viento intenso que azota Veracruz en algunas temporadas), el vómito disminuye o desaparece. Hacia 1880 se supo que el vómito negro es transmitido por el mismo mosquito que transmite el dengue. (Con ese viento no vuelan los mosquitos).
En esa época la viruela existía aún, pero Mora ya comenta que gracias a la vacuna del Dr. Jenner ha mermado mucho la gravedad del daño. Como sabemos esta enfermedad fue erradicada totalmente en los años cincuenta del siglo XX.
La agricultura del país sorprende por su variedad de plantas tanto nativas como europeas, el trigo se cultiva desde 1530 con un rendimiento mayor al de Europa.
En ocasiones, cuando se estudia la época colonial en México, llega a creerse, que al margen de la cuestión política, la economía era mucho mejor que en el periodo independiente. Una constante en los escritos de Mora son las ventajas que en menos de quince años se producen a favor de la nueva nación. Un ejemplo de ello son los cultivos de Olivo y Vid que estaban prohibidos por la metrópoli y se cultivaron con gran éxito. Sin embargo, los lugares mejores para la agricultura son las tierras bajas, Mora propone la creación de puertos cercanos al área de cultivo para hacerlos productos de exportación.
De los bosques menciona que son abundantísimos, están sobreexplotados pero ni con eso peligran como un gran recurso natural.
En todo el país abundan los cuadrúpedos, todos de origen ultramarino, dado el pésimo estado de los caminos, su uso era indispensable.
Las plantas medicinales eran abundantísimas, pero mora les da crédito a investigadores europeos, ignorando la medicina tradicional indígena. Nacido en un pueblo de indios no era, en modo alguno, un indigenista.
Los ríos navegables dan todos al golfo pero son muy pocos, los puertos marítimos mejores dan al pacífico donde tienen menos uso. El puerto de Veracruz tuvo su importancia en la colonia pero es un pésimo fondeadero, con la independencia comenzaron a utilizarse puertos mejores.
Los minerales en este país, han sido y son abundantísimos, al grado que forjaron una nueva era de prosperidad para toda Europa. En 1810 muchas minas fueron inundadas y se perdió tiempo y dinero en querer rehabilitarlas. Hubiera sido mejor empezar de cero en otros puntos.
"Es un error muy común de las naciones poco ilustradas querer producir todo y no recibir nada del extranjero esto ha sido pernicioso para México"
"El interés individual estimulado por la concurrencia libre de todas trabas, y no la protección, es lo que debe determinar la industria de un país.
Hay un gran vacío de impuestos y contrabando, por las altas tasas. Bajar impuestos es una fuente de riquezas.
El principal producto es la plata, también la grana para los tintes, el añil, el azúcar y la carne salada. Pero los costos de transporte los hacen poco competitivos.
En trescientos años los españoles no construyeron un solo camino, siquiera de Veracruz a México. Nos hace una gran descripción de los caminos, sus usos y mantenimiento.
Cuando habla de la población la menciona integrada por indios, blancos y negros, habla de los indios sin caer en una defensa apasionada y sin decir nada donde se adivine falsedad o prejuicio, nos dice que al cesar la introducción de negros su presencia, salvo en las costas, ha desaparecido y desaparecerán del todo antes de medio siglo.
"Muchas veces se ha agitado la cuestión de la superioridad de unas razas sobre otras entre las que componen la especie humana; pero como jamás se ha definido con exactitud qué es lo que debe constituir esta superioridad, ni qué es lo que por ella se entiende, al entrar en la disputa, esta se ha hecho vaga, odiosa e interminable"
Ilustra con vehemencia "el descontento de los postergados criollos". Define, a su manera y en su contexto, el carácter del mexicano.
Habla de una auténtica revolución de la educación y un enorme interés del pueblo mexicano por ilustrarse, al dejar de restringirse la lectura de cualquier texto, los libros prohibidos y todos los demás se han multiplicado (aunque no son baratos). Celebra que las reformas de Gómez Farías terminaran con el monopolio de la educación de parte del clero.
Entrando a hablar de los grupos sociales privilegiados, menciona que entere los empleados de gobierno hay un exceso de puestos públicos que además están llenos de corruptos, esta corrupción es producto de causas muy antiguas y se necesitan muchos años para que desaparezca.
Lo mismo aplica para otro grupo privilegiado: el ejército, un gasto excesivo e inútil, producto de las muchas revoluciones, más el excesivo pago de pensiones. Mora detalla los inicios de la marina mexicana (un desastre) interesante porque detalla los tipos de barcos pretendidos y adquiridos.
Al describir al clero hace una diferencia entre clero regular y clero secular. Al clero regular lo describe como decadente, por el gran poder que llegó a tener, pero fueron perdiendo importancia. Critica al alto clero que cobra diezmo (sobre el total de la producción) y lo reparte entre obispos y capitulares dejando a curas y párrocos con un trabajo excesivo, sin descanso dominical, del cual no perciben mayor paga que los que cobrasen por bautismos, casamientos y entierros. El pueblo se siente doblemente agraviado, paga su diezmo pero debe pagar por los sacramentos.
Había muy mala distribución de clérigos, demasiados en las ciudades, pocos en las campañas. Critica además los fueros de los eclesiásticos.
En relación al pueblo mexicano nos dice:
"El carácter y las virtudes de los mexicanos no debe buscarse en las clases privilegiadas, sino en las masas de los ciudadanos, a pesar de sus defectos abundan los hombres de mérito. Las virtudes, la literatura, los talentos y la laboriosidad de hallan en la masa del pueblo".
Y retorna a hablar del pueblo y el gran cambio sucedido en los últimos años: con la independencia el conocimiento se extendió en México, la afición a la lectura ha dado benéficos resultados.
Mora pondera y enfatiza las virtudes de la educación en la mujer mexicana, las damas de la colonia vivían en el atraso, no hay que creer que en la época de Mora la educación de la mujer era la misma que la del hombre, pero mejoró con la independencia. Lamentablemente, por el machismo que implica, habla de que ahora las mujeres aprenden a cocinar mejores platillos y a elaborar mejores prendas de vestir. Sin embargo dice: "Mientras mayor es la educación de la mujer, sucumbe menos a los requerimientos de los varones".
Luego de muchas conjeturas y análisis, con los pocos datos que posee Mora estima la población de México en 8.4 millones de habitantes.
Cuando termina de dar un panorama geográfico, demográfico y social del México de entonces da inicio la parte histórica. Hace una detallada y minuciosa descripción del México colonial, detallando su composición política y varias instituciones administrativas, esta información es básica para entender la formación de la nación mexicana y algunas de sus características más interesantes.
Después Mora nos da un detallado análisis de cómo está integrada la nación políticamente y como está organizada para su administración, también hace un muy largo análisis de lo que a su juicio debería cambiarse. Es curioso que, entre muchas otras cosas sugiera una duración de 3 años como periodo para los diputados y seis para los senadores. En algún punto de la historia se valoró su propuesta.
Nos detalla también los primeros años de relaciones internacionales del México independiente y la administración de hacienda. Hace un análisis de la propiedad de la tierra y otro, muy interesante del estado de la moral pública.
Muy interesante porque puede ser ilustrativo de su postura, sabia y respetuosa, desde mi punto de vista, de la separación de la iglesia y otras instituciones. Mora dice, con otras palabras y más precisión: "Los pecados y los delitos son de diferente naturaleza, aunque muchas acciones humanas sean ambas cosas. Un pueblo ignorante que confunde ambas cosas no distingue el ámbito de una y otra y la fuerza de la ley acaba dependiendo de que el clero la apruebe y promueva su obediencia. Ya sean en el ámbito de la confesión o del sermón".
EL segundo tomo de México y sus revoluciones (el número tres de la obra original) nos narra la historia de la conquista de México, la versión que da no es "la visión de los vencidos" pero tampoco la de los vencedores, es ameno, bien informado y da cuenta de muchos detalles e historias complementarias que otros especialistas no mencionan. Muy pocos recurrirían a José Ma. Luis Mora para estudiar la conquista de México, pero vale mucho la pena hacerlo. La segunda parte del tomo nos cuenta la historia de las conspiraciones ocurridas en México, desde la conquista hasta 1808. Así nos habla de la conspiración de Martín cortes, después en 1624 una asonada promovida por el clero, no con un ánimo independentista sino para obtener más control y poder.
Después nos relata una serie de conspiraciones ya en pleno siglo XIX, en donde más que los sucesos conspiratorios en sí, resulta importante porque nos da una idea del México previo al estallido independentista.
En el tercer tomo (el cuarto de la numeración original) comprende la etapa de la independencia, desde el inicio del movimiento hasta la muerte de José María Morelos. Siempre me ha parecido que, como historiador, el Dr. Mora está en un encomiable término medio entre el conservadurimso feroz de Lucas Alamán y la complacencia abierta de Carlos María de Bustamente. Creo que valorar la historia a través de la visión de Mora nos aleja tanto de la sobrevaloración como del desprecio hacia nuestros próceres. Imagino, aunque sea irrelevante mi suposición, que el tomo cinco de su obra narraban las siguientes etapas de la Independencia de México hasta su consumación.
Hay una especie de vacío, al menos no suele tratarse, de la vida de Mora desde su exilio hasta que es nombrado ministro plenipotenciario "cerca de su majestad Británica", es decir ante el imperio británico.
Siendo aún gente cercana a Valentín Gómez Farías, fue de gran tino aprovechar sus servicios, los cuales Mora ejerció con toda su dedicación y capacidad. Se conserva su correspondencia de esos tiempos, es especialmente interesante la que dirige al vizconde Palmerston. En las primeras cartas se advierte que no lo atienden de inmediato. En alguna carta menciona haber conocido a la reina Victoria y la describe como pequeña de talla y que hablaba un poco de francés. En general su misión como ministro Plenipotenciario fue solicitar por todos los medios la ayuda de la Gran Bretaña como mediadora, arbitro o garante de los tratados. Mora no tenía confianza alguna en los Estados Unidos y temía que México fuera absorbido por este país, desde el inicio de la guerra ya imagina que el territorio mexicano será cercenado. Pide ayuda a su amigo Alejandro de Humboldt para que Prusia también funja como garante. De los franceses, ya entonces declarados partidarios de establecer un sistema monárquico en México, no espera nada.
Pide a Santa Ana, le sugiere, hacer lo que Juárez hizo años después, abandonar, si así se requería, la ciudad de México, pero no desistir nunca de traer consigo el gobierno que se le había conferido. En ello reside la legalidad y más en circunstancias como la guerra de 1847-48
Llega al extremo de ofrecer a Inglaterra parte del territorio mexicano para formar un dique a las ambiciones expansionistas de Estados Unidos.
Cuando los tratados de paz se han redactado insiste a Inglaterra que funja como garante porque siempre espera que los Estados Unidos los desconozcan o quieran más territorio.
Intentó contactar a Rusia sin resultado alguno.
Ojalá que esta pretendida síntesis del trabajo de José María Luis Mora, pueda motivarnos a leer su obra impresa, no siendo una labor en extremo sencilla, tampoco es tan complicada, dado que es un escritor ameno y concreto. Sin dejar de aportar sus puntos de vista no se extravía en reflexiones prolongadas. Leer su trabajo es conocer mucho de José María Luis Mora, siendo el hombre más ilustre de Chamacuero, conocerlo le da más sentido al orgullo que su coterraneidad nos ha generado desde hace muchos años.
Obras consultadas:
ROBLES SOLARES, LAURA et.al SENOSIAIN BRISEÑO, Lillian, SUAREZ DE LA TORRE, Laura.
Obras Completas: Jose Maria Luis Mora (Obra Histórica I, México y sus Revoluciones 1)
Primera Edición
México DF: Instituto Mora: Conaculta, 1986
297 p. Vol 4
ROBLES SOLARES, LAURA et.al SENOSIAIN BRISEÑO, Lillian, SUAREZ DE LA TORRE, Laura.
Obras Completas: Jose Maria Luis Mora (Obra Histórica II, México y sus Revoluciones 2)
Primera Edición
México DF: Instituto Mora: Conaculta, 1986
311 p. Vol 5
ROBLES SOLARES, LAURA et.al SENOSIAIN BRISEÑO, Lillian, SUAREZ DE LA TORRE, Laura.
Obras Completas: Jose Maria Luis Mora (Obra Histórica III, México y sus Revoluciones 3)
Primera Edición
México DF: Instituto Mora: Conaculta, 1986
365 p. Vol 6
ROBLES SOLARES, Laura y SUAREZ DE LA TORRE, Laura
Entre la Lejanía y La Incertidumbre.
Primera Edición
México DF: Publicaciones del Instituto de Investigaciones, Septiembre 2001